jueves, 1 de marzo de 2012

París, je t'aime.

Suena el teléfono.

-¿Sí?
-Thomas, escucha.
-¿Francine?
-Escucha. Hay momentos en los que la vida me exige un cambio, una transición… Como las estaciones. La primavera fue maravillosa, pero el verano acabó. Desperdiciamos el otoño... y ahora, de repente, hace frío, tanto que todo se congela. Nuestro amor se duerme y la nieve lo toma por sorpresa.Pero si te quedas dormido en la nieve, no sientes llegar a la muerte. Cuídate.

Thomas cuelga el teléfono.

Suena el teléfono.


-¿Sí?
-¿Qué pasó? De repente te quedaste callado. ¿Colgaste? ¿Tan malo fue? Vamos, ¿sigues molesto por lo de ayer?
-No.
-Bien, entonces dime, ¿fue creíble?... Ya veo. Maldición, no funciona así. ¿Cómo puedo decir que la primavera fue maravillosa pero el verano acabó sin sonar completamente melodramática? Al director le encanta, así que tendré que hallar la forma. Thomas, ¿me estás escuchando?
-No. Te veo.