viernes, 27 de diciembre de 2013

La consulta.

-¿Se puede?

-Adelante.

-He vuelto.

-Ya veo. Ponte cómodo. ¿Qué tal te va todo?

-Pst… Igual.

-¿Igual? … ¿Qué pasó con aquel chico?

-¿Cuál chico?

-El último.

-¿El último? Pues creo que el que tú crees que es el último, ahora mismo no lo es. Es más, hay una larga lista…

-Entonces no está todo tal y como lo dejé.

-Cierto. Tengo que ponerte al día.

-Adelante.

-No, no es el momento.

-Como quieras.

-Vengo a hablarte del nuevo último.

-¿Y para eso sí es el momento?

-Sí, creo que sí.

-Pues yo creo que debería saber lo que viene antes para poder entender lo que pasa ahora.

-No tiene nada que ver el pasado con el presente.

-¿Eso crees? Yo no creo lo mismo.

-No quería decir eso, quería decir que se puede entender esta última historia sin contar nada de lo anterior.

-Pues yo creo que debería saber antes lo anterior para poder comprender por qué actúas como estás actuando en el presente; Los actos del ayer repercuten en el hoy.

-Pero no considero que sea el momento más oportuno.

-Entonces vuelve cuando sea el momento, sabes que estoy a tu disposición las veces que quieras, que no tengo horarios ni más gente a la que atender.

-¿Y no puedes escuchar mi problema? Es el que me aflige ahora.

-¿Y no podrías haber ido poniéndome al día? ¿Y no podrías haber acudido antes a mí? Claro, vienes ahora cuando estás de mierda hasta el cuello y piensas que te lo voy a solucionar todo.

-Tampoco es para ponerse así.

-¿Desde cuándo no acudes a mí? ¿Desde cuándo no sé nada de ti?

-Pues… Te he ido contando cosas…

-¡Pero no todas ni las necesarias! Así no te puedo ayudar, lo siento.

-Pero…

-¿Por qué has vuelto?

-Porque… Me vuelvo a encontrar como antes.

-Solo, ¿Verdad?

-Bueno… Puede ser.

-¿Y crees que tienes que volver a sentirte solo para venir a contarme las cosas?

-No lo sé. De verdad, no lo sé. Ahora mismo me siento estúpido.

-Has descubierto tu fallo; te cuesta ir contándome según te vaya pasando, y después regresas con una gran acumulación. Te vas callando las cosas, dejándolas para ti mismo, creyendo que puedes con todo, y no sabes que no puedes con ese peso.

-No me gusta contar todos mis problemas, me siento indefenso.

-¿Sabes? Se cuenta que cada persona comienza la vida con una mochila vacía, y cada problema, es una piedrecita que se mete dentro de esa mochila. La única forma de vaciarla, es contando tus problemas y no dejándolos para ti, dejando que te ayuden. Así tienes un peso menos. ¿Cuántas piedrecitas llevas ya acumuladas desde la última vez?

-…Tienes razón, creo que ése es mi mayor problema.


-No, la razón la tienes tú, yo no soy más que una parte de ti, escucharte a ti mismo de vez en cuando no te viene nada mal. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario