Sólo
hizo falta una noche, una noche para que me destrozasen el corazón.
Él
llegó a mi vida en verano. Me hacía falta alguien como él, con quien
desahogarme y que me entendiese. Él lo hacía, me entendía, me respetaba y hasta
me admiraba. O eso me hacía ver.
Era el
apoyo que necesitaba, el ánimo que me hacía falta para seguir adelante. Pasaba
por una mala racha y estaba mejorando. Llegó en el mejor momento. O eso creía.
Con él,
mis valores crecían, me llené de coraje y grandeza. Volvía a tener una persona
en la que pensar, por la que luchar, a la que querer, a la que cuidar. O eso
pretendía.
Por fin
llegó el momento, el día que esperábamos. Nos íbamos a ver por primera vez. Ya
desde por la mañana, mi día no empezó del todo bien y eso eran simples avisos
de la tormenta que esa noche iba a suceder.
Quedamos
en el centro de la ciudad, donde todos caminaban pensando en sus cosas y en
refugiarse del calor. Yo sólo pensaba en él. Y nuestro primer encuentro.
Era el
chico más guapo que podía haberme encontrado. No encontraba nada que no me
gustase de él. Teníamos tanto de qué hablar…
Lo
invité a mi piso, con lo cual, desfogamos todo el amor que teníamos ya ganas de
desatar.
Por la
noche, ideé una cena adecuada para ese momento. Fuimos a cenar a un restaurante italiano donde
servían pasta artesanal y pedí el mejor vino espumoso rosado que tenían. Lo
tenía pensado todo para él, aunque no me dejó pagar. “Quiero viajar contigo, a
donde sea, a la luna”, me decía.
Todo
iba saliendo a la perfección. Después de la cena, íbamos a salir. Esa noche
dormíamos en su piso. Yo quería que fuese una noche para recordar. Y así fue,
pero no como yo pensaba.
Fuimos
a beber antes de entrar en la discoteca. Yo no conocía a nadie, él a mucha
gente. Empezó a hablar con mucha gente, yo estaba apartado. Conoció a mucha gente, a
mí nadie me presentaba.
Al
entrar, él se puso a bailar con todos. Por lo visto, su ex pareja estaba por
ahí, así que él pensaba que si dejaba de bailar, iba a sentirse inferior. Y así
lo hizo.
La
noche fue pasando lentamente y yo no sabía nada de él. No había bebido mucho,
con lo cual, me costaba desconectar. No quería parecer celoso, así que no
le llamé la atención en ningún momento. “Es una persona libre, que haga lo que
quiera, no somos pareja”. Pero hay unos límites.
Cuando
supe algo de él, era que quería volver a casa. Se iba a despedir de sus amigos,
así que fui hacia la puerta a esperarlo. Como tardaba mucho, fui a buscarlo.
Cuando lo encontré, estaba besándose con otro.
Fui
hacia él. Recuerdo exactamente las palabras que le dije: “Te espero en la
puerta”.
Empezó
a llamarme y no le cogí el móvil. Me dijo que no quería salir. Le pedí por
favor que volviésemos a su casa, mis cosas estaban allí.
Yo no
podía creer lo que me estaba sucediendo. No paraba de llorar.
Volvimos
andando a su piso. Fue el camino más largo del mundo. Sólo hacía ponerme
excusas y a contradecirse. “Hemos ido muy rápido, yo no quiero nada serio”; “Quiero
ser libre”; “Tú y yo no teníamos nada”; “Después de todo, no teníamos mucho en
común”; “Encontrarás a alguien que te haga feliz”.
Unas
respuestas sin ninguna pregunta. Una acción sin ninguna explicación. ¿Por qué
lo hizo? ¿Me lo merecía? ¿Qué hice mal? ¿Por qué sin avisar? ¿Quién no actuó
correctamente?
Tuvimos
que dormir juntos. Él seguía hablando por teléfono con la persona con la que se
había estado liando.
Finalmente,
me comió la cabeza para que volviésemos a follar. Chantaje. “Pero sin besar,
que para mí besar significa algo más”. Después de todo.
A la
mañana siguiente, me despedí con un abrazo y me volví a casa.
Tengo
la conciencia tranquila de que ni le alcé la voz, ni le dije una mala palabra,
ni me porté mal con él en ningún momento. Eso es algo que no todo el mundo
podría afirmar después de haber pasado por una situación como esta. No hice
nada malo, simplemente fui engañado.
Pero
ahora, ¿Qué iba a hacer? ¿Por qué se aprovechó de mí de esta forma? ¿Qué
pretendía conseguir? ¿Alguna vez ha sentido algo por mí? ¿Qué hubiese pasado
esa noche si yo no hubiese estado con él? ¿Me habría engañado más veces? ¿Y si
no lo hubiese hecho delante de mía, lo habría hecho a mis espaldas? ¿Era
demasiado para mí? ¿Yo era poco para él? ¿Qué tenía el otro chico que no tenía
yo?
¿Soy
feo? ¿Tengo mal cuerpo? ¿Soy demasiado
raro como para tener pareja? ¿Es mi ropa, mi música, mis gustos? ¿Quién podría
ser mi pareja ideal? ¿Existe? ¿Por qué estoy solo? ¿No merezco estar enamorado?
Entonces,
volvió a suceder. Mi mundo se volvió a tornar en una oscuridad de la que me fue
aún más difícil salir. Volvieron mis miedos, mis angustias, mis problemas, mi
ansiedad, mis depresiones, mis vómitos, mis mareos, mis cortes, mi sufrimiento.
Volvía a estar en lo más lejos de ese túnel, en lo más profundo de ese pozo.
Ahora, ¿Qué hago para seguir adelante? Toda la ayuda, todo el apoyo que tenía,
era mentira. Todo mentira.
Un
castillo de arena que se llevan las olas,
Un sueño que se convierte en
pesadilla,
Un azucarillo que se disuelve en café,
Un cuento de hadas macabro,
Una rosa que se marchita,
Una princesa sin cabeza,
Un teatro en ruinas
Un payaso triste,
Una mentira.
"No fue capaz de evitarme una sola noche de dolor, pudiendo hacerlo, no me
evitó una sola noche de sufrimiento. Alguien que no es capaz de evitarte una
noche de sufrimiento no merece de mi amor".
Jorge Bucay